Estoy feliz, emocionada y algo nerviosa porque pronto llega la dinamización del libro de Julio Llamazares «La lluvia amarilla» gracias a la Diputación Provincial de Huesca. Hace tiempo que no realizo este tipo de propuesta y, el tener la oportunidad de volver a crear con este libro, es importante para mí.

En febrero se inauguró la exposición de ‘La lluvia amarilla’, de Julio Llamazares, ilustrada por el ilustrador aragonés Antonio Santos, en la sala de la Diputación Provincial de Huesca (donde permaneció hasta el 31 de marzo). El objetivo de este gran trabajo compuesto por la exposición y junto a múltiples actividades paralelas organizadas al mismo tiempo que la exposición, es  homenajear la novela de título homónimo casi cuarenta años después de su primera publicación. Durante el mes de julio la muestra viajará a Sabiñánigo y seguirá recorriendo diferentes municipios de la provincia de Huesca todo el programa creado para ello.

Las hojas del otoño caen, son lluvia amarilla y en un pueblo del Pirineo, Ainielle, el pastor Andrés de Casa Sosas y su esposa Sabina, ven con el paso del tiempo, la promesa de un mundo mejor, el éxodo del campo a la ciudad… que comienzan a borrar la cartografía de las voces. Sabina muere, solo queda en el pueblo una voz, la de Andrés. Una voz pasada, repleta de fantasmas, evocadora de otras voces, recuerdos y memorias que le llevan a una soledad y a una ¿locura?.

“Los días eran largos, perezosos, y la tristeza y el silencio se abatían como aludes sobre Ainielle. Yo
pasaba las horas vagando por las casas, recorría las cuadras y las habitaciones y, a veces, cuando el
anochecer se prolongaba mansamente entre los árboles, encendía una hoguera con tablas y papeles y me sentaba en un portal a conversar con los fantasmas de sus antiguos habitantes”.

Sin embargo, gracias a la voz de Andrés que nos ha acompañado e invitado a habitar Ainielle, podemos rescatar no solo su memoria, sino también, la memoria de esos pueblos que están a punto de borrarse de los mapas hilando voces, leyendas, folclore… y construyendo nuestra propia cartografía de “La lluvia amarilla” a través de un taller de escritura creativa, de recuerdos, de diálogo y tradición donde las VOCES tejerán una conciencia colectiva -desde una mirada contemporánea, reflexiva y a través de los cinco sentidos- la vuelta a Ainielle, y evitar, desde las palabras, desde la literatura en general y desde “La lluvia amarilla” en particular, lo que decía Miguel Delibes: «Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo».

Para preparar este taller, además de releer la novela, he realizado un trabajo de campo entiendo realmente qué es el Sobrepuerto, caminado desde Oliván hasta Ainielle entre bosques, olores, sensaciones y memorias de lugares que fueron habitados como Berbusa, mientras en mi mente estaban las palabras de aquellos lugares descritos por Julio Llamazares en la voz de Andrés.

Nos vemos el sábado 6 de julio en la Biblioteca Pública Municipal «Rosa Regás» de Sabiñánigo en:

• «Cartografía de voces» un taller repleto de emociones, palabras y memoria.
• Dirigido a público juvenil-adulto a partir de 15 años.
• Hora de 10:30h. a 12h.
• Inscripciones: biblioteca@aytosabi.es ¡Plazas limitadas!

“Día a día, en efecto, a partir de aquella noche junto al río, la lluvia ha ido anegando mi memoria y
tiñendo mi mirada de amarillo. No sólo mi mirada. Las montañas también. Y las casas. Y el cielo. Y los
recuerdos que, de ellos, aún siguen suspendidos. Lentamente, al principio, y, luego ya, al ritmo en que los
días pasaban por mi vida, todo a mi alrededor se ha ido tiñendo de amarillo como si la mirada no fuera
más que la memoria del paisaje y el paisaje un simple espejo de mí mismo».