Club de lectura de adultos de Sabiñánigo

A través de la pantalla también se experimentan muchas emociones. Todo se está transformando, la Cultura también porque tiene, al igual que la lectura, esa gran capacidad de adaptación.

En nuestras tertulias on-line quincenales con el CLUB DE LECTURA DE ADULTOS DE SABIÑÁNIGO, seguimos encontrándonos y disfrutando muchísimo de nuestros ratitos lectores donde conversamos, reímos, reflexionamos, emocionamos…

En la sesión de hoy:
∆ Damos por finalizado el libro de Daniel Blanco Parra Como era en un principio (Algaida). Daniel, hemos disfrutado mucho con tu historia, nos ha dado muchos momentos de conversación maravillosos. Gracias 🙏.

∆ Comenzamos la lectura de un clásico Madame Bovary de Gustave Flaubert.

∆ Seguimos, de forma paralela, con la segunda lectura por capítulos del libro El infinito en un junco, de Irene Vallejo (Siruela).

∆ Algunas personas del CDL estamos embarcadas también, en el grupo de Facebook La Odisea 2021 iniciativa creada por la Biblioteca de Villanúa (comarca de la Jacetania). Nosotras estamos con la adaptación de Blackiebooks.  

∆ Y, con muchas ganas de comenzar nuestros encuentros con Mamen Pueyo y su libro de relatos Historias que no nos contamos (Imperium Ediciones).

Felices de continuar dando pasitos en estos momentos frágiles y complejos. Gracias al área de Cultura del Ayuntamiento de Sabiñánigo y a la Biblioteca Pública Municipal «Rosa Regás» por seguir apoyando la cultura y confiar en nuestro trabajo.

Para terminar, como estamos en el mes del amor (aunque siempre es momento de celebrar el amor) compartimos un poema de Luis García Montero en su libro «Completamente viernes» (@tusquetseditores )

El amor
Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.

Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.

Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.

Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.

Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.


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